Una mala práctica que genera problemas, no
soluciones
A pesar de toda la información disponible y
de las experiencias que directa o indirectamente llegan a quienes buscan
adelgazar, los tratamientos para adelgazar mediante preparados magistrales
siguen siendo una práctica cotidiana harto frecuente.
La búsqueda de una cura rápida y fácil, milagrosa, para una
problemática difícil de tratar, sumado a fuertes intereses económicos de
profesionales y laboratorios farmacéuticos inescrupulosos, explican en gran
medida la permanencia de esta práctica.
Debemos ser taxativos: no son prácticas médicas ni homeopáticos,
son actos delictivos que atentan contra la salud.
Sus componentes habituales producen un intenso efecto anorexígeno
(anfetaminas y derivados), la estimulación del metabolismo (hormona tiroidea y
drogas simpaticomiméticas), la pérdida de agua y electrolítos (diuréticos) y el
aumento de la catarsis (laxantes). A estas drogas, que actúan sobre el apetito
y el metabolismo, se le suman psicofármacos que buscan neutralizar los
habituales efectos deletéreos sobre el estado de ánimo, ansiedad y depresión, a
través de tranquilizantes y antidepresivos.
Tras el efecto inicial y fugaz que provoca una abrupta pérdida de
peso, comienzan a presentarse las diferentes consecuencias, psíquicas y
físicas, por los efectos secundarios o por el rebote de la acción inicial. La
consecuencia final es una ganancia de peso mayor a la que se intentaba tratar,
y una serie de disturbios psicológicos (ansiedad, irritabilidad, depresión y
hasta crisis psicóticas), hormonales e hidroelectrolíticos, difíciles de
reordenar y que muy a menudo redireccionan a los pacientes hacia el mismo
“profesional” que causó las afecciones, quien vuelve a indicar más de lo mismo,
generando un círculo calamitoso de previsible final.
Los fármacos legalmente autorizados y, en primer lugar, los
tratamientos nutricionales y psicológicos, que de modo interdisciplinario
abordan estos problemas, no tienen el efecto “mágico” de aquellos disfrazados
de seudohomeopatía pero a la larga permiten, en mayor o menor medida, resolver
estos cuadros en lugar de generar nuevas afecciones.
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